martes, 30 de septiembre de 2014

REFLEXIÓN DEL DÍA



Permanecía yo entonces allí, de pie, sobre la más alta de las montañas y abajo, a mi alrededor, estaba el círculo del mundo. Y mientras allí estuve contemplé más de lo que pude describir y comprendí mucho más que lo hasta entonces había visto; porque veía de un modo Sagrado la forma de todas las cosas en el Espíritu y la forma de todas las formas, como si todo viviera unido cual si fuera un único ser. Y contemplé como el Círculo Sagrado de mi pueblo formaba parte de los muchos círculos que componen el Gran Círculo, amplio como la luz del día y como la luz de las estrellas en la noche, y en su centro crecía un árbol poderoso y florecido, para cobijar a todos los hijos de una misma Madre y de un mismo Padre. Y vi que esto era Sagrado…
Alce Negro